Con un PBI per capita que es casi la mitad del argentino y un vecino como Brasil al otro lado de la frontera, Paraguay está lejos de ser una economía líder en la región. Pero, según el último informe de la Comisión Económica para América Latina (CEPAL), será el país latinoamericano que saldrá mejor parado de la crisis del coronavirus con una caída del PBI de apenas el 2,3%, y ya retomará el camino del crecimiento con una proyección del 6% para el 2021.
Pero cuánto hablan esos números de la realidad de la población paraguaya hoy, qué cosas hizo bien y cuáles son las deudas pendientes del gobierno de Mario Abdo Benítez, y qué se puede aprender de su experiencia.
¿Cuáles son los verdaderos números del coronavirus y qué indican sobre el futuro de la pandemia en la Argentina?
Para el analista económico y exministro de Hacienda, Manuel Ferreira Brusquetti (durante el gobierno de Federico Franco, 2012-2013), una gran diferencia de Paraguay respecto de la región es su histórica disciplina macroeconómica, con un déficit fiscal inferior al 1,5% del PBI, buenas reservas, deuda controlada, una inflación anual del 0,5% y la misma moneda desde la creación del Banco Central hace más de 70 años. “En este lapso Argentina le quitó 13 ceros a su moneda, Brasil 7 ceros y Chile 3. Paraguay y Colombia somos los únicos latinoamericanos que no tuvimos necesidad de quitarle ceros a nuestra moneda”, contó Ferreira Brusquetti a LA NACION. “Si sólo fuera por los índices macroeconómicos, cumpliríamos los estándares para estar la Unión Europea”, graficó el exministro.
“Creo que lo que se puede aprender de Paraguay es que la estabilidad y una disciplina fiscal consecuente a lo largo de varios gobiernos genera rentabilidades colectivas que son esenciales en tiempos difíciles como los de una pandemia”, agregó Ferreira Brusquetti.
Los especialistas coinciden en que una de las claves para la buena perspectiva económica fue la reacción sanitaria ante la crisis del coronavirus, incluso con un sistema de salud deficiente, como es el paraguayo. El país tuvo hasta ahora 4113 casos, 36 muertos -la tasa más baja de Sudamérica por millón de habitantes- y 2487 recuperados. Y ya hace más de un mes que los restaurantes y bares volvieron a abrir sus puertas, así como los gimnasios y centros deportivos, después de tres meses de confinamiento.
“Una de las razones principales del buen desempeño es que el gobierno paraguayo actuó muy rápidamente”, explica Carin Zissis, directora del sitio de análisis Americas Society/Council of the Americas (AS/COA, por sus siglas en inglés), que publicó un informe detallado llamado ¿Dónde está el coronavirus en América Latina?”.
A principios de febrero, cuando aún no había registrado ningún caso de Covid-19, el gobierno de Benítez suspendió las visas a todos los ciudadanos chinos, así como a todo extranjero que hubiese viajado al país asiático.
Luego decretó la cuarentena general diez días antes que la Argentina, con suspensión de clases y toque de queda nocturno. “La cuarentena fue un frenazo general para la economía”, comentó a LA NACION el viceministro de Economía, Humberto Colmán.
“Luego de un 2019 malo para el campo paraguayo, sobre todo por aspectos climáticos, en febrero habíamos empezado un proceso de crecimiento con un aumento del 7% interanual. Pero luego llegó la cuarentena”, explicó Colmán.
“Por ejemplo, las compras con tarjeta de crédito cayeron un 26% en marzo y 29% en abril. A partir de ahí lanzamos la Ley de Emergencia que destina un 7% del PBI a los sectores más carenciados, y un plan de recuperación basado en tres pilares: inversión pública, protección del empleo, y financiamiento con préstamos de largo plazo a tasas fijas bajas”, agregó.
Así, en mayo las compras con tarjeta de crédito crecieron un 31% positivo y en junio un 8,5%.
Desde una visión más crítica, la economista y excoordinadora de Economía Social Verónica Serafini (durante el gobierno de Fernando Lugo, 2008-2012) consideró que los números positivos que muestra el gobierno están básicamente impulsados por el desempeño agropecuario de bienes exportables como soja y carne. “El problema es que esos rubros tienen un bajo efecto multiplicador de empleos y de mejora en los ingresos de la población en general. Gracias a ese sector en los últimos años crecimos a tasas del 4%, pero casi no hubo efecto en el empleo o la reducción de la pobreza”, explicó Serafini.
Por el contrario, la exfuncionaria consideró que aún hoy se halla muy golpeado un rubro muy importante para la población de más bajos ingresos, como es el frutihortícola. “Este sector se vio afectado por la pandemia porque cayó la demanda interna y se cerraron las fronteras para vender a la Argentina o Brasil. Y el gobierno está teniendo dificultades para apalancarlos financieramente”, dijo Serafini.
Ferreira Brusquetti opinó sin embargo que la cadena económica vinculada al sector agropecuario finalmente pondrá en marcha el círculo virtuoso en toda la economía. “Si uno toma la agricultura, la ganadería, las industrias frigorífica, aceitera, harinera, el transporte fluvial y terrestre y el comercio vinculado al sector, representan un 35% del PBI. Y eso abarca a varios rubros que generan empleo y que pueden seguir contribuyendo a la mejora económica de toda la población. Por eso podemos ser optimistas para el futuro”, concluyó.
Informa: FrametoWork – Agregamos Valor
Fuente: https://www.lanacion.com.ar
Autor: Rubén Guillemí
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