Definición de objetivos y alcances estableciendo metas específicas y medibles que nos permitirán definir qué incluirá el trabajo y qué quedará fuera para evitar desvíos y distracciones.
Investigación y análisis para entender el entorno competitivo y las tendencias relevantes. Este proceso nos permitirá conocer las necesidades y expectativas del cliente final, evaluar sus recursos disponibles, capacidades y limitaciones.
Desarrollo de la estrategia generando una propuesta de valor, segmentación y targeting y un posicionamiento en el mercado.
Planificación y ejecución que nos permita determinar un plan de acción que nos detalle las actividades, responsabilidades y cronogramas; identificar los recursos necesarios ya sean humanos, financieros o tecnológicos y realizar una gestión de riesgos identificando posibles obstáculos y evaluando cómo mitigarlos.
Implementación según la creación del plan de trabajo establecido verificando que cada etapa cumpla con los estándares establecidos y realizar las modificaciones necesarias según la retroalimentación recibida.
Entrega y seguimiento asegurando que el trabajo se realice según lo acordado y dentro los plazos previstos ofreciendo el soporte continuo y recogiendo los comentarios adicionales.
Retroalimentación y aprendizaje entendiendo aquí a la escucha de las opiniones del cliente y las corrección en consecuencia.